La salud es un factor determinante para disfrutar de una vida feliz y satisfaciente. Aunque se posean todas las ventajas y comodidades del mundo, si no se tiene salud, no puede sentirse nadie plenamente feliz con todas estas cosas. Por eso, debemos dirigir nuestra atención preferentemente hacia conocer la mejor forma de conseguir y mantener un estado de salud óptimo, o el mejor posible.
Para ello debemos tener presente que los seres humanos han sido creados para vivir en armonía con la naturaleza. La tierra no solo produce todos los elementos necesarios para la alimentación humana, sino que además ofrece multitud de plantas curativas para aliviar y restablecer las alteraciones físicas o dolencias que puedan aquejar a las personas debido a circunstancias adversas. Desde los tiempos antiguos se han obtenido muchos remedios curativos naturales provenientes de estas plantas medicinales para diversas dolencias, o productos derivados de ellas, se han utilizado con bastante acierto para curar, y hasta prevenir, graves enfermedades, como el temido cáncer y otras no menos peligrosas.
Sin desestimar la eficacia de otros medicamentos producto de la técnica científica, muy confiables por cierto, debemos resaltar algunas ventajas de estos remedios naturales; y es que aunque no todos sean eficaces para determinadas dolencias, nunca serán nocivos para la salud de nadie, como puede suceder con los productos farmacéuticos, que siendo curativos para unas cosas, pueden ser nocivos para otras. Lo natural nunca perjudica la naturaleza humana, pues todo ha sido creado para complementarse y contribuir al bien común, la naturaleza para el bien del hombre, y el hombre para mejorar y conservar en perfecto estado a la naturaleza.
Lo ideal sería vivir en plena naturaleza y en completa armonía con sus leyes y sus ciclos ecológicos, extendidos por toda la superficie terrestre, respirando aire puro y aprovechándonos de todas las fuerzas naturales: el sol, el viento, las desigualdades del terreno y las fuerzas de las aguas pluviales; sirviéndonos no solo de los productos alimenticios de la tierra, sino también de los desechos reciclables de toda actividad humana. Los modernos estilos de vida han hecho que se rompan muchos ciclos fundamentales ecológicos e indispensables para mantener el equilibrio en la productividad del terreno, y arruinan o empobrecen los recursos de la tierra a corto o largo plazo. Tratemos de aprovecharnos de los recursos que aún tenemos disponibles para mejorar nuestra salud en la medida que podamos.
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