Cuidando el medio ambiente.
Salvar el medio ambiente y mejorar el entorno natural son términos que están calando hondo en la sociedad de los últimos tiempos, en la que todos quieren poner su granito de arena para disminuir los efectos del calentamiento global que tanto afecta a casi todos los aspectos de la vida. Las energías renovables y el aprovechamiento de recursos son las principales herramientas para combatirlo. El movimiento ecologista ha vuelto con más fuerza que nunca y salvar la tierra es su principal objetivo.
En la agricultura, la nueva tendencia es mejorar o, al menos, no afectar negativamente al entorno natural. Para ello se intentan crear unos espacios vegetales que puedan vivir con menos recursos y que no perjudiquen su entorno, y donde las distintas especies puedan convivir en perfecta armonía. Esto ha de ser posible sin la intermediación de productos químicos que destrocen la biodiversidad, basándonos en la utilización óptima de los derivados de la naturaleza.
Crear un ecosistema
Lo primero que hay que hacer a la hora de diseñar un jardín ecológico es proyectar un hábitat biológico en el que plantas y animales vivan en armonía. Tendemos a pensar que todos los insectos conllevan plagas, pero en realidad muchos tienen una función solidaria, pues las especies más grandes acaban con las más pequeñas, que atacan las plantas enfermándolas. La abeja, la mariquita o la tijereta ayudan a combatir las plagas ejerciendo un control natural sobre ellas, por lo que conviene cultivar especies que las atraigan. Los ciempiés también son grandes aliados.
En el caso del huerto ecológico las especies animales también resultan de gran utilidad, ya que la fauna beneficia el control de plagas, nos ayuda en la elección de las frutas y hortalizas y evita la utilización de productos perjudiciales para el medio ambiente. Los pájaros son unos perfectos guardianes, atraen multitud de insectos de los que se alimentan, eliminando posibles enemigos, por lo que introduciendo unas cajas-nido en nuestro huerto tendremos garantizados productos frescos y naturales todo el año.
Recursos naturales
Los pesticidas, fungicidas e insecticidas son altamente eficaces para combatir los males de nuestro huerto o jardín. Sin embargo, son grandes enemigos del medio ambiente, pues sus componentes químicos causan daños irreparables en la naturaleza. En nuestro espacio ecológico, optaremos únicamente por productos biológicos y reciclaremos los elementos naturales para destruir los elementos nocivos. Así, los restos que dejan las plantas o los residuos vegetales de la cocina o jardín, reciclados en forma de compost, constituyen el mejor alimento para el suelo.
Otro remedio ecológico muy eficaz para evitar plagas y enfermedades es la combinación de ciertos cultivos como las especies aromáticas -lavanda, romero, salvia, ruda, menta, albahaca, estragón y tomillo- que dispuestas alrededor del perímetro donde se encuentran las plantas o intercaladas entre las hortalizas contribuyen a fulminar posibles pestes. Además de esto, los helechos, palmeras o ficus purifican nuestro organismo protegiéndonos de la contaminación ambiental.
Remedios caseros
Para diseñar nuestro espacio ecológico, empezaremos por el suelo. Hay que preparar el terreno para que las raíces se desarrollen en buena forma. Para ello, picaremos y moleremos la tierra. Acto seguido, debemos enriquecerla con productos orgánicos como el abono compuesto o compost, que constituye la garantía de futuro de las especies plantadas. Además, añadiremos hojas secas o astillas sobre el sustrato, para mejorar la fertilización.
Es muy importante retirar las malezas antes de que se semillen, así como las frutas u hortalizas caídas. También podaremos en profundidad las partes enfermas de las plantas. Es conveniente incluir especies perennes para no tener que preparar el suelo constantemente, pues cuanto menos lo removamos más rica será la tierra. Plantar especies que den flores es ideal para atraer insectos que eliminen las plagas.
Es recomendable usar como maceteros la base de las botellas de refrescos de dos litros, en las que haremos agujeros para que escurra el agua durante el riego. Además, instalaremos un barril para recoger la lluvia, aprovechando al máximo este recurso. Plantar árboles de hoja caduca al lado poniente de la casa contribuye a ahorrar energía, pues en invierno se filtrarán los rayos de sol entre las ramas, dando calor a nuestro hogar y, en verano, la densa sombra lo mantendrá fresco.
Transformar un huerto o jardín convencional en un espacio ecológico es muy sencillo y económico. Tan sólo hay que aprender a aprovechar la naturaleza para crear un espacio verde que contribuya a proteger el medio ambiente.
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