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17 dic 2012

¿Qué es la Desertificación?


La desertificación consiste en una degradación persistente de los ecosistemas de las tierras secas producida por las variaciones climáticas y la actividad del hombre. Está presente en todos los continentes (salvo en la Antártida) y afecta al medio de vida de millones de personas, entre los que se encuentran buena parte de los pobres que viven en las tierras secas.
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) define este proceso como «la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas». Por su parte, la degradación de las tierras se define como la reducción o pérdida de productividad biológica o económica de las tierras.
Las tierras secas, que suponen un 41% de la superficie terrestre del planeta, albergaban en el año 2000 a un tercio de la población humana, es decir, 2.000 millones de personas.
Los servicios de los ecosistemas son los beneficios que el hombre obtiene de los ecosistemas; por ejemplo, cosechas, forraje y madera. En las tierras secas, la producción de estos servicios que proporcionan los ecosistemas está limitada por la escasez de agua. La reducción sustancial y persistente de la oferta de dichos servicios, que está provocada por la escasez de agua, el uso intensivo de los servicios y el cambio climático, supone una amenaza mucho mayor en las tierras secas que en el resto de sistemas. Las zonas más vulnerables a la desertificación son las tierras secas subsaharianas y centro asiáticas.
La desertificación se produce como resultado de un desequilibrio a largo plazo entre la demanda de servicios de los ecosistemas por parte del hombre y lo que los ecosistemas pueden proporcionar. En la actualidad, existe una presión creciente sobre los ecosistemas de las tierras secas en cuanto al suministro de servicios como la alimentación, el forraje, el combustible, los materiales de construcción y el agua, que es necesaria para el hombre, el ganado, el riego y el saneamiento. Este incremento se atribuye a una combinación de factores humanos (como la presión demográfica y el modelo de uso del suelo) y climáticos (como las sequías). Aunque la interacción de dichos factores a escala mundial y regional es compleja, sí es posible entenderla en la escala local.
Aproximadamente entre el 10 y el 20% de las tierras secas se encuentran ya degradadas y, de no tomarse medidas al respecto, la desertificación pondrá en peligro futuros avances en el bienestar humano y posiblemente hará perder el bienestar ganado en algunas regiones. Por todo ello, la desertificación es en la actualidad uno de los mayores desafíos medioambientales y un obstáculo de primer orden a la hora de satisfacer las necesidades básicas del hombre en las tierras secas. 
El documento fuente empleado en este Dosier dice:
Resumen para los Responsables de la toma de Decisiones:
La desertificación está definida por la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación como “la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas.” A su vez, la degradación de la tierra se define como la reducción o la pérdida de la productividad biológica o económica de las tierras secas. Este informe evalúa la condición de desertificación en las tierras áridas, incluyendo áreas hiperáridas, a través de preguntas puntuales y respuestas basadas exclusivamente en los informes generados para la EM.
La desertificación ocurre en todos los continentes excepto la Antártida y afecta los medios de subsistencia de millones de personas, incluyendo una gran proporción de los pobres en las tierras secas. La desertificación ocurre en las tierras secas de todo el mundo, y sus efectos se experimentan en el nivel local, nacional, regional y mundial. Las tierras secas ocupan el 41% de la superficie terrestre del planeta y son el hogar de más de 2.000 millones de personas—un tercio de la población humana en el año 2000. Las tierras secas incluyen todas las regiones terrestres donde la escasez del agua limita la producción de cosechas, forraje, madera y otros servicios de aprovisionamiento de los ecosistemas. Formalmente, la definición de la EM abarca todas las tierras donde el clima se clasifica como subhúmedo seco, semiárido, árido, o hiperárido. Para más detalles sobre su geografía y demografía, véase el Apéndice A.
De un 10 a un 20% de las tierras secas ya están degradadas (certeza media). De acuerdo con estos cálculos estimativos, aproximadamente del 1 al 6% de los pobladores de las tierras secas viven en áreas desertificadas, mientras que un número aún mayor está bajo la amenaza de un aumento de la desertificación. Los escenarios para el futuro desarrollo demuestran que, si no se las controla, la desertificación y la degradación de los servicios de los ecosistemas en las tierras secas amenazarán las futuras mejoras en el bienestar humano, y posiblemente se reviertan los logros alcanzados en algunas regiones. Por lo tanto, la desertificación aparece entre los desafíos ambientales más grandes de la actualidad y es un impedimento importante para satisfacer las necesidades humanas básicas en las tierras secas.
La reducción persistente y substancial en la provisión de los servicios de los ecosistemas como resultado de la escasez de agua, el uso intensivo de los servicios y el cambio climático son una amenaza mucho mayor en las tierras secas que en los sistemas que no lo son. Particularmente, la intensificación proyectada de la escasez de agua dulce como resultado del cambio climático causará un mayor estrés en las tierras secas. Si no se lo mitiga, ese estrés exacerbará aún más la desertificación. La vulnerabilidad más grande se atribuye a las tierras secas subsaharianas y del Asia central. Por ejemplo, en tres regiones clave de África—el Sahel, el Cuerno de África y el sudeste de África—tienen lugar severas sequías en un promedio de una vez cada 30 años. Estas sequías triplican el número de la gente expuesta a la escasez severa de agua por lo menos una vez en cada generación, desembocando en importantes crisis de alimento y salud.
La desertificación es el resultado de una falla de larga data en el logro del equilibrio entre la demanda y el suministro de los servicios de los ecosistemas en las tierras secas. La presión está aumentando sobre los ecosistemas de las tierras secas para la provisión de servicios tales como alimento, forraje, combustible, materiales de construcción y agua para los seres humanos y el ganado, para la irrigación y para el saneamiento. Este aumento se atribuye a una combinación de factores humanos y factores climáticos. Los primeros incluyen factores indirectos como la presión de la población, los factores socioeconómicos y de políticas y fenómenos de la globalización como las distorsiones en los mercados internacionales de alimentos, y factores directos como los patrones y las prácticas de uso de la tierra y los procesos relacionados con el clima. Los factores climáticos de consideración incluyen sequías y la reducción proyectada en la disponibilidad de agua dulcedebido al calentamiento global. Mientras que la interacción a escala mundial y regional de estos factores es compleja, es posible entenderla a escala local.

7 dic 2012

Ocoa: meca de los invernaderos en RD
Escrito por Julio Lluberes.
SAN JOSE DE OCOA. Esta provincia se ha convertido en la meca de los invernaderos en el país, a tal punto que aporta cerca del 40% de los vegetales cultivados en República Dominicana y una tercera parte de la producción nacional en ambiente controlado.
De aquí salen más de 50 camiones diariamente llenos de vegetales, de comunidades como Rancho Arriba, La Horma y El Pinar. De manera global, en la provincia hay unos 800 mil metros cuadrados de estructura, 300 mil de ellos en el valle. Se cultivan, principalmente, ají morrón y tomates variados. Esa cantidad de metros cuadrados representa una inversión de unos US$20 millones, o sea, unos 750 millones de pesos dominicanos.
El productor de Rancho Arriba, Manuel Peralta, entrevistado en su finca, dijo que entre el 60 y el 70% de la producción bajo techo se destina para exportación, principalmente a Estados Unidos y se exploran nuevos nichos de mercado, entre ellos las pequeñas islas. Peralta tiene 37 mil metros cuadrados de estructura para producir bajo ambiente controlado. No exporta de manera directa, pero sí lo hace hacia Estados Unidos la empresa que le compra su producción.
"Cada día en Rancho Arriba empleamos mejores prácticas agrícolas para poder entrar a los nuevos nichos, que son más exigentes con la calidad e inocuidad. La mayoría de los productores de invernadero de la zona estamos preparados para la certificación", aseguró Peralta.
Tanto este experimentado productor, como otros consultados coinciden en afirmar que en el renglón de tomate esta provincia proporciona el 80% de la oferta nacional. Ahí están contados los tomates cultivados bajo techo y los de cielo abierto.
El gerente de la empresa Font Gamundi, Francisco Montilla, sostiene que "debido al aporte que hace la comunidad ocoeña en materia agrícola, debiera ser mejor apreciada por las autoridades estatales y sin embargo, no lo es". Por cada 5,000 metros cuadrados de invernadero, existen entre seis y siete empleados directos.
El propietario de Invernaderos del Valle, Severo Ballestero, sostiene que la mayor inversión existente en Rancho Arriba es privada. Aunque no fue entrevistado en el mismo lugar que el gerente de Font Gamundi, coincide con éste en cuanto al débil interés que ponen en San José de Ocoa ministerios como el de Obras Públicas y el de Agricultura.
"Si usted quiere comprobar si lo que digo es cierto o no, sólo fíjese en la carretera que debemos emplear para sacar las cosechas", expresó Ballestero.
Aprovechó también la visita de los periodistas a su finca para mostrar aparatos de última generación usados para suministrar los nutrientes y el agua por goteo a cada una de las plantas que tiene en sus estructuras techadas. "Si te fijas, estamos más avanzados que muchos otros lugares que implementan este método para cultivar vegetales. Ahí está precisamente la clave para que nos hayamos ido, incluso, por encima de Constanza", sostuvo Ballestero, sin perder un solo instante para mostrar cada uno de los avances logrados en su propiedad.
Rendimiento por unidades
En Rancho Arriba los propietarios de las estructuras bajo ambiente controlado usan cada vez mayor tecnología, con mejores resultados por cosecha, y frutos más sanos.
Entre la producción bajo techo y la de cielo abierto hay una notable diferencia. Como su nombre lo indica, en la producción controlada hay una serie de situaciones que se manejan, lo cual no ocurre cuando los frutos se exponen libremente.
"Nosotros nos cuidamos de usar productos nocivos a la salud en los invernaderos. En cambio, usamos productos estrictamente autorizados, cuestión que no afecten la salud de los consumidores", sostuvo Manuel Peralta. Muchos invernaderos cuentan ya con un buen seguro internacional.
Puntos clave en el corte
Una planta después de trasplantada en invernadero tarda 75 días para que sus productos sean cosechados (si el productor espera que adquiera el color para venderlo) y si desea cortarlo verde, puede hacerlo a los 65 días. Por ejemplo, el ají pimiento puede cortarse y venderse verde o luego que adquiera su tonalidad amarilla.
Generalmente un ají pimiento se cotiza a razón de 35 pesos para el consumidor en los supermercados. En el caso del tomate, una plantación que no tenga problemas, permite obtener 60 cortes en seis meses de cosecha. Los cortes se realizan cada tres días. Si es de ají pimiento, los cortes son cada 35 o 40 días.